15 de Diciembre 2021 - 15 de Enero 2022
La disposición de fuentes de luz y su relación con el espacio arquitectónico, han sido elementos recurrentes en las obras de Scognamiglio durante los últimos años. Ambas acciones enlazan intereses tanto espaciales como artísticos y en ellos se ha encontrado un gran potencial estético y discursivo.
En esta exhibición, el artista propone una ulterior evolución de su proceso creativo. A partir de sus vivencias personales, indaga en nuevos formatos y materialidades que orientan reflexiones en torno a la temporalidad de la vida (Del título: bio - gr. “vida” + logíā gr. “discurso”).
A la base de estos movimientos, subyacen dos fuerzas.
La primera nace y se enmarca dentro de uno de los procesos personales más reveladores para un ser humano: dar vida. El hecho trascendental de ser padre, ha sido columna vertebral de los procesos conceptuales y matéricos desarrollados por el artista en el último año. Surgen así reflexiones en torno al lugar que ocupa un individuo entre la muerte de sus antepasados y el nacimiento de sus descendientes o, dicho de otra forma, el espacio que ocupa el segmento de vida de una persona en la temporalidad del infinito.
La segunda fuerza está ligada a la continua búsqueda de extender la experimentación a nuevos lenguajes. Así, Scognamiglio incorpora en su trabajo la resina, un material presente en nuestra cotidianidad –desde los barcos hasta los parachoques de los buses– pero poco considerado en el mundo del arte. Esta sustancia tiene propiedades conectadas a los ejes de su investigación: la capacidad de retener o dejar pasar la luz según su espesor; de generar, deformar u ofuscar los reflejos, según su textura; de ser extremadamente duro o frágil según como se conforme.
En la convergencia de estas dos fuerzas está la base y filigrana de toda la exhibición.
El visitante se encuentra con elementos replicados como células, lienzos translúcidos como pieles, estructuras compuestas como corales, membranas como láminas de nubes suspendidas en el tiempo.
Contemplada de cerca, la materialidad de las obras profundiza sobre estas reflexiones. A variaciones de grosor corresponden variaciones de translucidez, lo que guarda relación directa con el tiempo que el artista dedicó a sus obras. Ahí donde el material deja entrever más luz, los tiempos de formación de las membranas han sido más breves; por el contrario, allí donde el material se presenta más opaco, han habido sucesivas laminaciones con tiempos de fabricación más extendidos.
El fin último de este recorrido es proponer la idea de que el tiempo, en vez de ser explicable con una línea cronológica, puede ser entendido como una nube de puntos distintos cuyas relaciones son cambiantes y neblinosas, así como las obras presentadas. Se trata entonces de ir más allá del dualismo nacimiento-inicio / muerte-fin y conectarse con la nube de emociones subjetivas, precarias, granulosas que el pasar del tiempo suscita en nosotros. De esta manera, abrazar la visión incierta de que nuestra propia vivencia, las huellas dejadas por la evolución de las vidas pasadas y las sedimentaciones futuras, se entrelazan en temporalidades múltiples e inextricables.