02 de mayo - 01 de junio del 2024
Pompa puede ser un título críptico, peculiar, refiere a una serie de elementos no necesariamente vinculantes: a una procesión solemne cuando se trata de un acto fúnebre, a la grandilocuencia, incluso a la vanidad o la ostentación. Sin embargo, en otro sentido, alude simplemente a una burbuja, a una gorgorita hecha con jabón, liviana, frágil, maravillosa. Esa agilidad de la imaginación es la que presenta la exposición, una que salta con desenvoltura de una idea a la otra, de imágenes aparentemente inconexas, que con un toque de gracia muy fina reúne ideas amigas cuyo encuentro estaba proscrito.
El trabajo de Sánchez - como lúcidamente dice Jankélévitch - aborda una dimensión peligrosa, no de un peligro fatal, sin duda, más bien simbólico; el riesgo justamente es que tiene márgenes muy estrechos: “un milímetro menos, y el ironista se transforma en el hazmerreír de los hipócritas; un milímetro más, y se engaña a sí mismo”. La doble amenaza es parecer muy ligero, simplemente pop, o abrazar esa liviandad; ser frívolo. El trabajo de Sánchez juega en ese márgen, en el del acróbata. Puede hacernos reír, sin tener ganas de hacerlo; bromea fríamente, es burlón, pero sombrío. Posiblemente ahí reside su potencia,
en que es confuso, tragicómico; juega en un borde difuso de relaciones sugerentes, en donde lo literal se confunde con lo figurado, proporciona pistas falsas a los indiscretos, como indica el autor.
Extracto texto por José Tomás Fontecilla.
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